Las sensaciones de calor y frío son fundamentales para la experiencia humana, y aun así, encontrar formas de medir la temperatura fue un desafío para muchas grandes mentes. No tenemos información sobre si los antiguos griegos o chinos conocían formas de medir temperatura, entonces hasta donde sabemos, la historia de los sensores de temperatura empezó durante el Renacimiento.
El Desafío de la Medición
La creación de una escala de medición también fue un desafío. En 1664, Robert Hooke propuso que el punto de congelación del agua se usara como el punto cero, con las temperaturas siendo medidas a partir de ese punto. Aproximadamente en la misma época, Ole Roemer se dio cuenta de la necesidad de dos puntos fijos, permitiendo la interpolación entre ellos. Los puntos que él eligió fueron el punto de congelación de Hooke y el punto de hervor del agua. Esto, evidentemente, deja sin respuesta la cuestión de cuán calientes o frías las cosas pueden ser.
Esta cuestión fue respondida por Gay-Lussac y otros cientistas que trabajaban con las leyes de los gases. Durante el siglo XIX, mientras investigaban el efecto de la temperatura en gas a una presión constante, ellos se dieron cuenta de que el volumen crece en una fracción de 1/267 por grado Celsius (lo que después ser modificó a 1/273,15). Esto ocasionó el concepto de cero absoluto a -273,15°C.
Observando la Expansión: Líquidos y Bimetales
Se sabe que Galileo construyó un equipo que mostraba cambios en la temperatura en algún momento cerca de 1592. Esto aparentemente usaba la contracción del aire en un recipiente para mover una columna de agua, y la altura de la columna era usada para indicar la intensidad del enfriamiento. Sin embargo, era fuertemente afectado por la presión del aire y acabó siendo un poco más que una simple novedad.
El termómetro como lo conocemos fue inventado en 1612 donde hoy día es Italia por Santorio Santorio. Él selló líquido dentro de un tubo de vidrio, observando cuánto él se movía hacia arriba en el tubo mientras se expandía. Una escala en el tubo facilitaba la visualización de los cambios, pero el sistema no tenía unidades precisas.
Con Roemer, trabajaba Daniel Gabriel Fahrenheit. Él empezó fabricando termómetros, usando como líquido tanto alcohol como mercurio. Mercurio es ideal, pues tiene una respuesta muy lineal al cambio de temperatura en un gran intervalo, pero la preocupación con la toxicidad hizo que se usara poco. Otros líquidos fueron desarrollados hasta hoy día para reemplazarlo. Termómetros líquidos todavía son ampliamente usados, a pesar de que es importante controlar la profundidad hasta la que se sumerge el bulbo. El uso de una cápsula termométrica ayuda a garantizar una buena transferencia de calor.
El sensor de temperatura bimetálico fue inventado al final del siglo XIX. Él utiliza la diferencia en la expansión de dos placas de metal unidas. Los cambios de temperatura crean una curva que puede ser usada para activar un termostato o un medidor similar a los que se usan en parrillas a gas. La precisión es baja, tal vez más o menos 2 grados, pero estos sensores son baratos, y por lo tanto tienen muchas aplicaciones.
El termómetro como lo conocemos fue inventado en 1612 donde hoy día es Italia por Santorio Santorio. Él selló líquido dentro de un tubo de vidrio, observando cuánto él se movía hacia arriba en el tubo mientras se expandía. Una escala en el tubo facilitaba la visualización de los cambios, pero el sistema no tenía unidades precisas.
Con Roemer, trabajaba Daniel Gabriel Fahrenheit. Él empezó fabricando termómetros, usando como líquido tanto alcohol como mercurio. Mercurio es ideal, pues tiene una respuesta muy lineal al cambio de temperatura en un gran intervalo, pero la preocupación con la toxicidad hizo que se usara poco. Otros líquidos fueron desarrollados hasta hoy día para reemplazarlo. Termómetros líquidos todavía son ampliamente usados, a pesar de que es importante controlar la profundidad hasta la que se sumerge el bulbo. El uso de una cápsula termométrica ayuda a garantizar una buena transferencia de calor.
El sensor de temperatura bimetálico fue inventado al final del siglo XIX. Él utiliza la diferencia en la expansión de dos placas de metal unidas. Los cambios de temperatura crean una curva que puede ser usada para activar un termostato o un medidor similar a los que se usan en parrillas a gas. La precisión es baja, tal vez más o menos 2 grados, pero estos sensores son baratos, y por lo tanto tienen muchas aplicaciones.
Efectos Termoeléctricos
Al principio del siglo XIX, la electricidad era un área prometedora de la investigación científica, y rápidamente los cientistas descubrieron que los metales eran distintos entre sí con relación a la resistencia y conductividad. En 1821, Thomas Johann Seebeck descubrió que el voltaje era creado cuando las extremidades de metales distintos eran unidas y puestas a temperaturas diferentes. Peltier descubrió que este efecto de termopar puede funcionar en el sentido contrario, y de esta forma, puede ser usado para enfriar.
En el mismo año, Humphrey Davey demostró cómo la resistividad eléctrica de un metal está relacionada con su temperatura. Cinco años después, Becquerel propuso el uso de un termopar platino-platino para la medición de temperatura, pero fue sólo en 1829 que Leopoldo Nobili creó efectivamente el equipo.
El platino también es usado en el detector de temperatura de resistencia (RTD, en la sigla en inglés) inventado en 1932 por C.H. Meyers. Él mide la resistencia eléctrica de un pedazo de hilo de platino y es en general considerado el tipo más preciso de sensor de temperatura. RTD que usan hilo son inherentemente frágiles e inadecuados para aplicaciones industriales. En los últimos años fueron desarrollados RTD en película, que son menos precisos pero más robustos.
Al principio del siglo XX también ocurrió la invención de los equipos de medición de temperatura de semiconductor. Ellos responden a cambios de temperatura con buena precisión, pero hasta recientemente les faltaba linealidad.
En el mismo año, Humphrey Davey demostró cómo la resistividad eléctrica de un metal está relacionada con su temperatura. Cinco años después, Becquerel propuso el uso de un termopar platino-platino para la medición de temperatura, pero fue sólo en 1829 que Leopoldo Nobili creó efectivamente el equipo.
El platino también es usado en el detector de temperatura de resistencia (RTD, en la sigla en inglés) inventado en 1932 por C.H. Meyers. Él mide la resistencia eléctrica de un pedazo de hilo de platino y es en general considerado el tipo más preciso de sensor de temperatura. RTD que usan hilo son inherentemente frágiles e inadecuados para aplicaciones industriales. En los últimos años fueron desarrollados RTD en película, que son menos precisos pero más robustos.
Al principio del siglo XX también ocurrió la invención de los equipos de medición de temperatura de semiconductor. Ellos responden a cambios de temperatura con buena precisión, pero hasta recientemente les faltaba linealidad.
Irradiación térmica
Metales muy calientes y fundidos brillan, emitiendo calor y luz visible. Ellos irradian calor a bajas temperaturas también, pero con longitud de onda mayor. El astrónomo inglés William Herschel fue el primero en reconocer, alrededor de 1800, que esa luz oscura o infrarroja causaba calentamiento. Trabajando con su compatriota Melloni, Nobili encontró una manera de detectar esa energía irradiada conectando termopares en serie, formando una termopila.
Después, en 1878, surgió el bolómetro. Inventado por el estadounidense Samuel Langley, él usaba dos placas de platino, una de las cuales era ennegrecida, en una disposición de puente de Wheatstone. El calentamiento por radiación infrarroja causaba una modificación mensurable en la resistencia.
Después, en 1878, surgió el bolómetro. Inventado por el estadounidense Samuel Langley, él usaba dos placas de platino, una de las cuales era ennegrecida, en una disposición de puente de Wheatstone. El calentamiento por radiación infrarroja causaba una modificación mensurable en la resistencia.
Escalas de Temperatura
Cuando Fahrenheit estaba haciendo termómetros, él se dio cuenta de que necesitaba una escala de temperatura. Él fijó el punto de congelación del agua salada a 30 grados y su punto de hervor 180 grados arriba. Posteriormente fue decidido que se usaría agua pura, que se congela a una temperatura levemente mayor, llegándose a la congelación a 32°F y al hervor a 212°F.
Un cuarto de siglo después, Anders Celsius propuso la escala de 0 a 100, que hoy día lleva su nombre. Después, dándose cuenta de las ventajas de haber un punto fijo en el final de la escala, William Thomson (posteriormente Lord Kelvin) propuso el uso del cero absoluto como punto de inicio del sistema de Celsius. Esto ocasionó la escala Kelvin, usada actualmente en el ambiente científico.
Hoy día, las escalas de medición de temperatura están definidas en un documento intitulado Escala Internacional de Temperatura 90, o ITS-90, en la sigla en inglés. Los lectores que deseen chequear o entender mejor sus unidades de medición deben obtener una copia.
Un cuarto de siglo después, Anders Celsius propuso la escala de 0 a 100, que hoy día lleva su nombre. Después, dándose cuenta de las ventajas de haber un punto fijo en el final de la escala, William Thomson (posteriormente Lord Kelvin) propuso el uso del cero absoluto como punto de inicio del sistema de Celsius. Esto ocasionó la escala Kelvin, usada actualmente en el ambiente científico.
Hoy día, las escalas de medición de temperatura están definidas en un documento intitulado Escala Internacional de Temperatura 90, o ITS-90, en la sigla en inglés. Los lectores que deseen chequear o entender mejor sus unidades de medición deben obtener una copia.